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Fiestas


Amplio y lleno de peculiaridades folclóricas es el ciclo festivo de Génave, a caballo entre las tradiciones que guarda el recuerdo y las costumbres que perviven en el sentimiento colectivo de los genaveros. Han sido las luminarias, las hogueras que se han estado encendiendo en plena vía pública, el denominador común de muchas tradiciones festivas de Génave. Así, para la víspera de la Inmaculada Concepción, desde antaño se han encendido luminarias, conjugando en ellas el sentido purificador del fuego y la pureza de la concepción de María. En otros tiempos esta costumbre también se extendía a la víspera de Navidad, encendiéndose hogueras en la Nochebuena alrededor de las cuales se cantaban villancicos. Entre ambos fuegos festivos, durante los nueve días anteriores a la misa del gallo la cofradía de Ánimas celebraba los llamados “gozos”, que representaban los nueve meses de gestación previos al nacimiento de Jesucristo. En ellos se cantaban villancicos como un acto preparatorio para la Navidad. 
Desde antaño la celebración de San Antón ha sido festejada en Génave por todo lo alto, como es costumbre en la cultura agrícola-festiva de los serranos. De ella aún nos quedan tradiciones como el prendido de hogueras en la noche de la víspera, en torno a las cuales desde siempre se ha bebido y comido, y los mozos y mozas casaderas han tenido oportunidad de bailar durante toda la noche danzas y alegrías que marcaban muchas veces el comienzo de un noviazgo. Curiosa y extendida por otros lugares de la geografía jiennense es la ya extinguida tradición del “marranico de San Antón”, animal que era criado y engordado por todos los genaveros y que el día de la fiesta se subastaba o rifaba entre todos los vecinos a beneficio del culto al santo abad. Perdido está también el llamado “tiro del gallo”, por el que mediante disparos de arma de fuego se sacrificaban en la mañana de la festividad de San Antón ejemplares de este ave, rey del corral doméstico, cuya sangre en un antiguo y ancestral rito venía a fecundar la tierra haciéndola propiciatoria de buenas cosechas. Propios también del día de San Antón en Génave han sido los desfiles de animales bellamente enjaezados, teniendo lugar por la tarde las carreras de caballerías, que eran montadas por los mozos “a pelo”, es decir, sin montura ni aparejos.
Otra celebración llena de peculiaridades es la de San Marcos –el 25 de abril–, cuando los genaveros van al campo siguiendo el viejo rito de “atar al diablo”, para lo cual hacen nudos con las matas de las mieses o con las retamas, dejando simbólicamente amarrado al maligno y quedando por tanto las gentes y los campos de Génave libres de él y de su maléfica influencia.
En la última semana de septiembre, entre el 23 y el 27, los genaveros festejan y honran a su patrona la Virgen del Campo, de cuya devoción y ermita ya se da noticia en las llamadas “Relaciones de Felipe II”. Durante esos días los festejos girarán en torno a los encierros de novillos bravos. Uno de los novillos será sacrificado y su carne adobada y frita, o guisada en caldereta, será repartida entre los vecinos y forasteros.
De entre el rico patrimonio etnológico de este municipio destaca la denominada Jota de Génave, que pertenece al amplio grupo de jotas serranas de la comarca de Segura, aunque en esta localidad se denota un cierto aire manchego en su música y en la interpretación de su danza. Se ejecutaba en las fiestas en la plaza del pueblo, en la romería de la Virgen del Campo y en los bailes que se organizaban en los cortijos de la zona. Se compone de paseíllo, estribillo y coplas llenas de ingenio y picaresca. Su música se produce principalmente con guitarra, acompañando los platillos el ritmo de la danza.
 
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